El ensayo clínico se realiza este miércoles y consiste en la implantación de células nerviosas sanas en el cerebro de los pacientes con el fin de complementar a las células nerviosas dañadas.
Los investigadores nipones probaron ya el ensayo en monos y verificaron que ninguno de los animales desarrolló tumores cerebrales que se pudieran convertir en cáncer en los dos años posteriores al experimento.
El nuevo tratamiento estaría cubierto por el sistema sanitario del país asiático y busca atender al creciente número de pacientes que sufre Párkinson.
Este tipo de células iPS ya se han utilizado en Japón para realizar pioneros trasplantes de retina o para fabricar fármacos para tratar una enfermedad ósea extremadamente rara y de origen genético.
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