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Crecen las consultas por el síndrome de ojo seco

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Tomamos conciencia de ellas cuando resbalan por nuestras mejillas, ya sea por tristeza, emoción, bronca, o el motivo que fuere. Pero las lágrimas están ahí siempre, jugando un papel clave en la salud de los ojos al formar una película sobre ellos que los humecta, nutre y protege de sustancias tóxicas. El uso intensivo de pantallas, la contaminación aérea y los sistemas de climatización artificial son factores que pueden influir en forma negativa en la cantidad y la calidad del film lagrimal y están fuertemente relacionados con una problemática en ascenso: el ojo seco.

“Cada vez más personas se acercan al consultorio oftalmológico por molestias en sus ojos sin saber de qué se trata y cerca del 40% de las consultas son por este tema”, afirma Martín Berra, jefe de Trasplante de Córnea del Hospital Oftalmológico Pedro Lagleyze. Picazón, enrojecimiento, sensación de arenilla, ojos llorosos, molestias al leer, mirar tele o al abrir los ojos al despertar, algunos de los síntomas que expresan.

El ojo seco es una condición anormal del ojo de la parte externa del ojo que se manifiesta con la baja cantidad o la mala calidad de las lágrimas. Si bien no hay datos a nivel nacional, se calcula que en Argentina unas 14 millones de personas sufren síntomas de sequedad ocular. Los factores que pueden causarla son múltiples y variados y van desde la edad, el uso de lentes de contacto, el consumo de determinados medicamentos (antihistamínicos, antidepresivos, betabloqueantes, entre otros) y algunas enfermedades (diabetes, artritis, lupus) o razones hormonales vinculadas a la menopausia. También influyen factores externos como la exposición a climas ventosos y secos, al humo, al aire acondicionado y cada vez están ganando más peso la contaminación ambiental y las largas horas frente a las pantallas (computadoras, celulares, tablets). El tratamiento se ajusta a la gravedad del cuadro y puede incluir desde colirios o geles lubricantes nocturnos hasta terapia quirúrgica.

“La superficie ocular de individuos normales presenta mecanismos de adaptación a diferentes niveles de contaminación ambiental. Los pacientes con ojo seco no poseen esta capacidad, por lo que condiciones adversas ambientales agravan en forma desproporcionada su malestar”, explicó Gustavo Galperín, también oftalmólogo del hospital Lagleyze. Es que la contaminación incide en el tiempo que la película lagrimal tarda en romperse. Dos estudios realizados en Argentina revelaron que en las personas expuestas a los niveles habituales de la Ciudad de Buenos Aires, el film lagrimal se mantiene estable durante 7 segundos en promedio, mientras que en lugares con baja o nula exposición a contaminantes puede llegar hasta los 18.

La exposición a las pantallas también está provocando cambios alacortar la frecuencia entre parpadeo y parpadeo, “lo que influye en la pérdida de lubricación fisiológica adecuada”, apunta Aldo Da Prá, jefe del servicio de Oftalmología de la Clínica San Camilo, quien recomienda usar la pantalla a una distancia de 60 centímetros, ligeramente por debajo de la mirada y reducir el brillo.

“El ojo seco afecta la calidad de vida de las personas en lo cotidiano, en lo social y en lo laboral. Las manifestaciones de la sequedad ocular producen alteraciones en la visión que se traducen en cansancio visual, imposibilidad de fijar la visión, dificultades en la lectura, en el uso de computadoras y monitores, en la concentración. Además, las molestias y síntomas que esta enfermedad produce afectan la concentración, lo que reduce el rendimiento laboral. Sensación de sueño constante, pesadez en los párpados y visión borrosa son algunas de estas manifestaciones”, precisó el oftalmólogo Alejandro Aguilar.

Evitar o neutralizar las causas externas puede ayudar a reducir el impacto en la calidad de vida. Aquí, algunas medidas:

• Evitar los ambientes excesivamente climatizados, sobre todo calefaccionados. Usar humidificadores de ambiente.

• No concurrir a lugares con climas secos o muy ventosos. Evitar ambientes con polvillo o humo de tabaco.

• Usar anteojos envolventes para reducir el efecto del viento.

• Tratar de hacer pausas cada 20 minutos al fijar la vista en pantallas.

• Cuidar la calidad y cantidad de maquillaje que se usa sobre los párpados y quitárselo antes del descanso.

Fuente: Clarín

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