El segmento de los inyectables está más que caliente. Esto es principalmente porque el recientemente creado laboratorio Ramallo, que nació como reemplazo del incendiado Apolo, está “rompiendo” el mercado.
Según fuentes calificadas consultadas por Pharmabiz, la empresa estaría comercializando sus productos “por debajo del costo”. Y esto está tornando inviable la subsistencia de competidores.
En este escenario, la ANMAT hizo pública una dupla de retiros para Ramallo. Le bajó el pulgar al lote 20011 de una solución de dipirona por 5ml, con vencimiento en el mes de abril del 2019. También sacó del mercado el lote 20174 de una solución de lidocaína al 1%, con vencimiento en octubre del 2019.
Pruebas al canto. Ahora la ANMAT oficializó el retiro de dos lotes “made in Ramallo”. Se trata de una solución de dipirona y otra de lidocaínaque presentaban serios desvíos de calidad.
Ambos casos representaron serios desvíos de calidad que ponen de manifiesto lo que algunos expertos entienden: los bajos precios son plausibles gracias a que los standares de producción están por debajo de las exigencias.
No conforme con esto, los propietarios de Ramallo quieren poner los pies en diferentes firmas. Claro, todas herrumbradas y sin norte.
Llegaron a HLB Pharma tras un acuerdo “en bambalinas” con Hernán López Bernabó. Y a Roux Ocefa, otra empresa en caída libre. Según pudo constatar este medio, estas dos últimas están operando de forma totalmente irregular, tanto desde el punto de vista administrativo como regulatorio.
El laboratorio Ramallo que es propiedad de Ariel García Furfaro tiene como responsable de su dirección técnica a José Alcover.
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