Aunque en el país se ofrece una vacuna gratuita contra la neumonía para los mayores de 65, anualmente más del 3% de las personas de esa franja de edad la padecen. El 12% de ellos muere a las dos semanas, y el 25%, al año por una enfermedad relacionada.
Por eso la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) lanzó ayer una campaña para que más adultos mayores se apliquen, junto con la vacuna antigripal, la que previene la neumonía. Esta inmunización incluye dos formulaciones que deben recibirse en forma secuencial: las personas sanas que nunca la recibieron, a partir de los 65 años, primero, la vacuna conjugada de 13 serotipos (VCN13), y a los 12 meses la de 23 polisacáridos (VPN23).
También deben aplicársela adultos de cualquier edad con factores de riesgo (con ocho semanas de separación entre ambas y repitiendo el esquema cada cinco años, si fuese necesario). En el primer caso, basta con acercarse a un vacunatorio con documento de indentidad; en el segundo, hay que presentar indicación médica.
«El esquema secuencial es el que arrojó los mejores resultados de inmugenicidad, eficacia, efectividad y cobertura para prevenir la neumonía adquirida en la comunidad en adultos», explicó durante la presentación el infectólogo Gustavo Lopardo, ex presidente de la SADI.
«La vacunación contra el neumococo busca reducir la incidencia, las complicaciones, las secuelas y la mortalidad por neumonía, y enfermedad neumocócica invasiva. Para esta población, que es más vulnerable a su impacto, la vacuna es obligatoria y gratuita. Los mayores de 65 años no requieren prescripción para vacunarse. Por su parte, quienes tienen entre 2 y 64 años, pero presentan alguna comorbilidad, deben contar con una orden médica donde esté detallada su condición», explicó Lopardo.
Los que nacieron después de 1965, también deben aplicarse dos dosis (si no recibieron ninguna después del año) del componente sarampión-rubeola. «Pueden darse cuatro vacunas en el mismo acto sin problemas», aclaró la especialista.
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