Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA y de la Universidad de La Plata busca cómo analizar más personas con la misma cantidad de reactivos y un poco de matemática.
“Es un sistema especialmente eficaz para aplicar en instituciones cerradas o semicerradas, como geriátricos o neuropsiquiátricos, y donde haya una baja prevalencia de infectados”, explicó Roberto Echenique, doctor en química por la UBA.
Esta estrategia de hacer pruebas grupales para detectar contagiados de Covid-19 está en desarrollo en otros países.
La prueba individual consiste en hacer un hisopado de una persona y poner ese hisopo en un tubito con un líquido especial para preservar el virus (si lo hubiera) o en solución salina, llevarlo al laboratorio y ponerlo en una máquina que hace el test de PCR (proteína C reactiva, una proteína producida por el hígado cuyos volúmenes en sangre aumentan en respuesta a una infección) para detectar el ARN del virus. En el testeo por pool (en inglés: pooled testing), se hace todo igual hasta llegar al laboratorio. Allí se junta una porción del líquido de varios tubitos, cuatro por ejemplo, y se analizan todos juntos.
El grupo de Etchenique está trabajando en pruebas con 32 muestras y quiere elevar la cifra a 64. El Gobierno de la provincia de Buenos Aires está pensando en aplicar esta metodología para monitorear el estado del personal de salud.
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