Los problemas psicológicos que puede atravesar una mujer durante el embarazo y el posparto suelen quedar invisibilizados frente al mandato social que define la gestación y el nacimiento de un bebé como un momento de felicidad para la madre, y cualquier otro sentimiento es negado, afirman especialistas y organizaciones que buscan concientizar sobre estos trastornos para su detección y tratamiento.
Numerosas entidades a nivel internacional realizan estos días una campaña para pedir a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que declare el primer miércoles de mayo como el Día Mundial de la Salud Mental Materna.
En este marco, especialistas en Salud Psicoperinatal y Salud Mental Perinatal realizarán en la Legislatura porteña una mesa de exposición y debate el próximo miércoles a las 18, como parte de la campaña internacional.
«Para dar mayor visibilidad a este problema y combatir el estigma social; para mejorar la detección y el tratamiento; para que se destinen más y mejores recursos a la atención de la salud materno-infantil», son los ejes de la campaña que se realiza bajo el lema «La salud mental materna es una prioridad».
La psicóloga Celeste Elizondo, promotora de la campaña, precisó que «el pedido que hacemos es que se declare el primer miércoles de mayo el Día Mundial de la Salud Mental Materna; éste es el tercer año que se realiza la campaña que comenzó en España y se replicó en Austria, Australia, Argentina, Canadá, Francia, Nueva Zelanda, Nigeria, Sudáfrica y Reino Unido».
La especialista expresó que el trastorno perinatal más frecuente es el Baby Blues, que tiene una prevalencia del 50 al 70 por ciento, y se presenta con síntomas depresivos en el post parto inmediato; es un estado transitorio que no resulta patológico y que se va solo.
Otro es la Depresión Postparto que afecta a entre 10 y 20 por ciento de las mujeres puérperas, y es generalmente distinguida de la psicosis posparto porque la primera presenta un comienzo más tardío que la segunda, de 4 a 6 semanas posparto.
Ya la psicosis Puerperal presenta una prevalencia más baja, en 2 de cada 1000 mujeres puérperas, y se trata de una enfermedad grave que puede llevar al suicidio y a otros problemas además de afectar el vínculo primario con el bebé, por lo que tiene doble riesgo para la mujer y para el niño y requiere tratamiento psiquiátrico y psicológico.
Elizondo precisó que más del 75 por ciento de las mujeres que padecen alguno de estos trastornos no son diagnosticadas ni reciben tratamiento o soporte adecuado, de acuerdo a estadísticas de otros países. «Acá no tenemos datos», añadió.
La especialista, quien se desempeña en un centro de salud de Florencio Varela, pertenece al Equipo de Psicología Perinatal de Alicia Oibermanque, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, que trabaja en siete hospitales bonaerenses donde se asiste esta problemática a partir de convenios con esas instituciones.
El equipo funciona en el Hospital Materno infantil Ana Goitia de Avellaneda; la Fundación Hospitalaria de la ciudad de Buenos Aires; el Hospital Melendez de Adrogué; el Hospital Erril, de Escobar; el Materno Infantil Mi Pueblo de Florencio Varela; el Instituto de Desarrollo e Investigaciones Pediátricas del Hospital de niños Sor Ludovica, de La Plata y el Hospital Interzonal de Ezeiza.
Por su parte, Analía Sierra, ex paciente que sufrió depresión posparto y hoy es coordinadora y voluntaria de la organización Postparto International, donde se da asistencia por teléfono, aseguró en diálogo con Télam que «el mayor problema para estos padecimientos es la falta de información».
«En mi caso, no hubo información, no hubo detección a tiempo, no pudieron identificar depresión posparto, no hubo un buen diagnóstico ni un buen tratamiento, y tuve intentos de suicidio», dijo.
Fuente: Telam
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