Derribar mitos como el referido a que las personas mayores deben cenar sólo un café con leche o que ninguno debe ingerir carnes, es clave para lograr una dieta equilibrada que permita incorporar los nutrientes necesarios para enfrentar los problemas como la pérdida de masa muscular, aseguraron especialistas en el marco Día Mundial de las Personas Mayores que se celebra mañana.
«No existen alimentos prohibidos para las personas mayores, a menos que por alguna circunstancia específica haya que limitar una comida, uno debe partir del concepto de que el adulto tiene incluir todos los grupos de alimentos y hacer todas las comidas», aseguró a Télam Marcela Leal, directora de la carrera Nutrición de la Universidad Maimónides.
Y continuó: «Entonces, esta idea de que deben tomar un café con leche de cena o que no deben comer carnes por el colesterol o el ácido úrico es falso, lo que hay que hacer es adaptar la dieta a sus particularidades».
La especialista indicó que «la mala alimentación en las personas mayores es muy prevalente y se debe a múltiples causas que van desde lo orgánico (como la pérdida de piezas dentales o de los sentidos del gusto y el olfato) hasta lo social (la depresión producto del aislamiento provoca inapetencia)».
«También pueden darse factores del tipo económico, que la persona o su entorno no pueda comprar los alimentos como carne, pescado o harinas; o de tipo funcional, que no pueda ir a comprar entonces haga una dieta seca, es decir, sin productos frescos», describió por su parte Julio Nemerovsky, miembro de la Sociedad Argentina de Geriatría y Gerontología (SAGG) y docente e investigador en las universidades Isalud y Maimonides.
Para indicar una dieta a una persona mayor no deben olvidarse algunos factores que los especialistas identifican como frecuentes: «si bien todas las personas envejecen diferente, existen algunas características propias del paso del tiempo como la sarcopenia, que es la pérdida de masa muscular», sostuvo Nemerovsky.
En este contexto, Nemerovsky describió que la frecuente malnutrición que se observa en el consultorio «no sólo implica la imagen del viejo enflaquecido, sino que también incluye al sobrepeso y la obesidad».
«En las personas que están excedidas de peso el músculo va perdiendo su masa magra por infiltraciones de la grasa, lo que se denomina obesidad sarcopénica, y en este caso aunque uno vea al adulto gordito el músculo no puede cumplir con su función», describió.
Por su parte, Zulema Stolarza, Presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) detalló «otros cambios fisiológicos»: «A medida que pasan los años disminuye el gasto energético, se modifica el olfato y el gusto, y se presentan problemas de masticación (por pérdida de dientes)», indicó.
Y continuó: «También pueden presentarse inconvenientes en la deglución (disfagia motora), disminución de la motilidad esofágica, retraso en el vaciamiento gástrico, y absorción deficiente de vitamina b12, así como estreñimiento por disminución de ejercicio físico y escasa ingesta de líquido».
«Ante estas situaciones, antes de eliminar un alimento de la dieta, hay que buscar la manera de cambiarle la textura; por ejemplo, si la persona no puede masticar bien triturar la carne magra y armar un budin; si se le da una sopa, incorporarle una clara de huevo», describió la nutricionista Leal.
Y continuó: «El consumo de proteínas es central para combatir la sarcopenia, por eso no hay que evitar las carnes, sino consumir carnes magras, pollo y pescado, que además de ser saludable es blando y de fácil digestión».
A su vez, Leal explicó que las carnes «deben acompañarse con ensaladas crudas o jugos cítricos para mejorar la absorción del hierro, porque es común la anemia de las personas mayores».
«La fibra alimentaria también es importante para evitar la constipación porque ayuda a evacuar y permite que la glucemia se mantenga estable. La fibra se encuentra en todos los productos integrales como arroz integral, fideos integrales, pan negro, ollejos, semillas, etc», describió.
«También hay que estar atentos con los lacteos, porque a veces disminuye la lactasa, que es la encima que ayuda a digerir la leche, entonces se produce intolerancia. Esto se soluciona con la ingesta de lácteos deslactosados», aclaró.
En tanto, Stolarza concluyó «lo que nosotros sugerimos es ingerir alimentos que contengan de 2.000 a 2.400 calorías diarias, un 55 a 60 por ciento de hidratos de carbono, entre un 15 y un 25 por ciento de proteínas y entre un 20 y un 25 por ciento de grasas».
En el mundo existente actualmente unas 700 millones de personas mayores de 60 años y se estima que para 2050, la cantidad ascenderá a 2.000 millones, esto es, más del 20 por ciento de la población mundial.
En Argentina, el último censo registró que las personas mayores de 65 años son el 10,23 por ciento de la población; en tanto proyecciones del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) indican que hacia 2050 el 25 por ciento de la población argentina tendrá 60 años o más.
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