Un grupo de científicos de Reino Unido, Turquía y Qatar observaron que los cambios en las fibras nerviosas y en las células inmunitarias de las córneas eran más frecuentes en personas que también perdieron el gusto, el olfato, sufrieron dolor de cabeza y mareos a causa del coronavirus.
Para detectar estos daños en los nervios de la córnea, los investigadores utilizaron la técnica de «microscopía confocal«, a través de un láser de imagen de alta resolución, no invasiva y en tiempo real.
En todos los casos, el síndrome de coronavirus prolongado se caracteriza por una serie de síntomas potencialmente debilitantes que se prolongan durante más de 4 semanas después de que haya pasado la fase aguda de la infección y que no se explican por un diagnóstico alternativo.
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