El inicio de un nuevo año suele ser vivido como una oportunidad, una esperanza de nuevos logros. Están los que se proponen estar más con sus hijos; los que planean cambiar el auto, los que se juramentan no hacerse más mala sangre con el fútbol o empezar el gimnasio. Y también, están los que toman al 1º de enero como la fecha clave para dejar de fumar.
Así, ese “Día D” se convierte en la puerta de entrada a una nueva vida, pero según los especialistas, el camino a recorrer es largo y plagado de escollos. “No fumar o dejar de hacerlo a cualquier edad es la mejor inversión que una persona puede realizar para cuidar su calidad de vida”, advierte la ministra de Salud bonaerense, Zulma Ortiz. Y recomienda acompañar a las personas que toman esta decisión cuando se torna visible que las fuerzas flaquean. “Decidir abandonar el cigarrillo y sostener esa medida todos los días no es fácil, por eso debemos apuntalar al familiar o amigo si advertimos que su fuerza de voluntad se debilita”, agregó la funcionaria.
Para la titular de la cartera sanitaria, “la mayoría de quienes se plantean abandonar el hábito de fumar lo hacen porque están preocupados por su salud”, e instó a los integrantes del equipo de salud a que “informen sobre las graves consecuencias que trae aparejado el consumo de tabaco”.
Otros motivaciones para dejar el “pucho” suelen ser la falta de aceptación en espacios libres de humo de tabaco, el creciente costo de los cigarrillos, la inquietud del fumador por su propio estado físico o la insistencia de los familiares directos.
De acuerdo a lo relevado en la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos, realizada en Argentina en 2012 por el ministerio de Salud de la Nación y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 89,2% de las personas que entonces había dejado de fumar, lo hicieron sin ayuda; el 3,1% utilizó medicamentos; el 2,8% recurrió a alguna terapia alternativa; el 2,3% a parches o chicles y el mismo porcentaje a un servicio especializado.
Si bien este dato es auspicioso para quienes piensan dejar el cigarrillo de motu proprio, es importante destacar que cada persona necesita una preparación distinta para su cesación tabáquica, y muchos requieren de la consulta con especialistas.
DÓNDE PEDIR AYUDA
“El tratamiento para dejar de fumar debe ser integral, es decir, debe incluir intervenciones psicosociales y farmacológicas, en caso de ser necesario”, analizó Patricia Segovia, subsecretaria de Determinantes Sociales de la Salud y Enfermedad Física, Mental y de las Adicciones.
“Las primeras tienen como objeto que los fumadores conozcan las características de su adicción, modifiquen pautas de comportamiento que lo ayuden a evitar fumar y desarrollen estrategias para situaciones de riesgo”, continuó la funcionaria.
El tratamiento farmacológico tiene como finalidad combatir los síntomas de abstinencia de nicotina. Puede incluir medicamentos como parches, chicles, caramelos o spray nasal con nicotina, bupropión y vareniclina, para facilitar el éxito en la cesación.
El ministerio de Salud bonaerense cuenta con servicios gratuitos que brindan tratamientos de cesación tabáquica en los hospitales “Eva Perón”, de San Martín; “Dr. Antonio Cetrángolo” de Vicente López; “Evita” de Lanús; “Fiorito” y “Presidente Perón” de Avellaneda; ”Lucio Meléndez” de Adrogué; “José María Jorge” de Burzaco y “Blas Dubarry” de Mercedes.
En el Gran La Plata, los establecimientos que brindan el servicio son el “Dr. Rodolfo Rossi”; el “San Juan de Dios”; el “San Roque”; el “Dr. Ricardo Gutiérrez”; el Centro Provincial de Toxicología y el hospital “Dr. Horacio Cestino”, de Ensenada.
Según la coordinadora del Programa Provincial de Control de Tabaco, Silvia Rey, entre las opciones efectivas para dejar de fumar se encuentran los materiales de autoayuda, las consejerías de cesación que pueden ser brindadas por cualquier integrante del equipo de salud, los tratamientos integrales de corta o larga duración y las líneas telefónicas de ayuda.
“En la actualidad, de todas estas intervenciones, el ministerio ofrece los tratamientos intensivos, que consisten en entrevistas presenciales con un elevado tiempo de contacto entre el paciente y el profesional que lo asiste”, explicó Rey.
Las entrevistas pueden realizarse en sesiones individuales o grupales. Este tipo de tratamiento comprende entre 4 y 9 entrevistas totales, distribuidas semanalmente.
La evidencia científica indica que nunca es tarde para dejar de fumar. Sin embargo, los daños producidos en la salud guardan estrecha relación con la cantidad de años en los que se fumó y con el número de cigarrillos consumidos diariamente.
“Cuánto más temprano se abandone el hábito es mejor, pero aun en aquellas personas mayores o con enfermedades vinculadas con el tabaco, como las cardiovasculares o respiratorias, es posible comprobar beneficios muy importantes tras dejar de fumar”, aseguró Segovia.
CONSEJOS PARA LOS QUE ESTÁN PENSANDO EN DEJAR DE FUMAR
Si está dispuesto a dejar de fumar pero todavía no se ha tomado la decisión de comenzar una vida libre de tabaco, Salud brinda algunas sugerencias para comenzar a transitar ese camino:
• Pensar por qué fuma y cuáles son las razones por las que no pudo dejar hasta ahora.
• Reflexionar sobre su conducta, y sobre qué conoce del tabaquismo.
• Llevar un registro de cada cigarrillo fumado, anotando el número de cigarrillo, la circunstancia en la que lo fuma, la hora y el grado de necesidad.
• Sujetar el registro alrededor del paquete de cigarrillos con una bandita elástica.
• Anotar los hechos que suceden antes y después de fumar, qué situación lo lleva a fumar y qué siente después de haber fumado.
• Hacer una lista de las causas y las consecuencias que parecerían ser las razones más comunes para fumar.
• Hacer un balance de los pros y los contras de dejar de fumar, tanto para usted como para los demás.
CONSEJOS PARA LOS QUE YA SE DECIDIERON
• Realizar un registro de la cantidad de cigarrillos que fuma por día: hora, actividad, sentimiento asociado y la necesidad.
• Profundizar los beneficios que obtendrá al dejar de fumar
• Evaluar los pros y contras de dejar de fumar
• Calcular el gasto en cigarrillos por día, mes y por año. Es dinero que ahorrará al dejar de fumar. Pensar qué hará ahora con el mismo.
• Vivir en ambientes libres de humo. Es importante que en su casa, su auto y su trabajo no se fume.
• Identificar ayuda familiar y social (amigos, compañeros de trabajo, etc.). Si en casa convive con otros fumadores y sabe fehacientemente que no quieren dejar de fumar, debe comentarles que usted sí quiere hacerlo. Acláreles que eso no implica que ellos deban dejar de fumar también, aunque sí les agradecerá cierta ayuda clave como:
• No dejar paquetes de cigarrillos a la vista.
• No convidarle cigarrillos a usted.
• Declarar la casa libre de humo
• Conocer los síntomas de abstinencia (irritabilidad, mal humor, intolerancia, aumento del apetito, insomnio, somnolencia, dolor de cabeza, taquicardia, temblores y sequedad de vientre) y tener estrategias para afrontarlos.
• Decidir una fecha para dejar de fumar (conocida como “Día D”).
El día previo a su “Día D”, los cambios claves son en diversos aspectos:
Ambientales:
• Quite o esconda todos los ceniceros y encendedores de la casa para evitar que lo tienten o le den más ganas de fumar.
• No se quede con cigarrillos “por si acaso”
• Controle los estímulos que le dan ganas de fumar
• Pase más tiempo en lugares donde no se puede fumar (por ejemplo cines, confiterías libres de humo, etc.)
Sociales:
• Pídale a los fumadores convivientes que no dejen cigarrillos a su alcance.
• Evite permanecer en ámbitos fuertemente asociados al tabaco como casinos, reuniones con fumadores, etc.
• Identifique qué distracciones le ayudan a alejar la idea de fumar (dar paseos, hacer gimnasia, lavarse los dientes, etc.).
• Busque encontrarse o llamar a alguien que entienda lo importante que es para usted el poder dejar de fumar.
Personales:
• Tome abundante agua y jugos cítricos.
• Practique alguna respiración relajante.
• La respiración profunda y lenta de pocos minutos sirve para atenuar tanto la idea de fumar como los momentos de tensión.
• Planifique su alimentación en base a frutas y vegetales.
• Camine, suba escaleras y realice actividad física adecuada a su edad y estado físico.
ESTRATEGIAS PARA MANEJAR LA ABSTINENCIA
Algunas estrategias y soluciones que resultan útiles para el manejo de los síntomas de abstinencia y de situaciones que se encuentran asociadas al cigarrillo son:
• Tomar agua o jugos con bajas calorías (preferente con gustos cítricos).
• Mascar chicles sin azúcar.
• Tomar mate (a algunas personas les sirve para hacer algo con las manos).
• Lavarse más seguido los dientes.
• Usar enjuagues bucales fuertes que bajan el deseo de fumar.
• Cambiar muebles de lugar (por ejemplo en la oficina, para no asociarlo con la rutina de siempre).
• Ir al cine.
• Estar con personas que no fuman.
• Ir a bares y a lugares donde no se puede fumar.
• Aumentar las horas que duerme, hacer una siesta.
• Tomar té (en lugar de café).
• Cambiar el recorrido (evitar quioscos, buscar recorridos con espacios verdes).
• Poner carteles de ambientes libres de humo en casa y en el trabajo.
• Usar más desodorantes ambientales.
• Usar más perfumes en la piel.
• Realizar actividades manuales (pequeños arreglos en la casa, tejido, limpieza, etc).
• Comer frutas y verduras.
• Evitar comidas grasas y la sobremesa (por ejemplo, levantarse y lavar los platos, pasear al perro, sentarse en el living o regar las plantas).
Diversos estudios muestran que el deseo irresistible de encender un cigarrillo durante las primeras semanas se extiende por espacio de uno a dos minutos. Algunas estrategias que se pueden implementar en ese momento son:
• Llamar a un amigo que lo entienda. Anunciar su compromiso a otros para que lo ayuden.
• Usar chicles o comprimidos con nicotina, que son de venta libre.
• Respirar hondo para relajarse.
• Darse una ducha.
• Realizar alguna actividad placentera, por ejemplo salir a caminar.
LAS FIESTAS Y LA TENTACIÓN
Pese a que la Navidad y el Año Nuevo son propicios para iniciar el proceso de cesación tabáquica, los festejos de esta época del año suelen conspirar contra esa determinación. Es que las comidas abundantes y la mayor ingesta de alcohol durante el brindis familiar, con compañeros de trabajo o con amigos, se suelen asociar con el consumo de cigarrillos.
“En esas circunstancias es necesario permanecer cerca de familiares y amigos que conozcan la determinación tomada y los contengan, ya que los eventos sociales aumentan las probabilidades de provocar una recaída y volver a fumar”, explicó Silvia Rey. Y destacó que “conviene hacer pública la decisión de dejar el tabaco durante la cena familiar de fin de año, para así conseguir el respaldo y estímulo de los allegados”.
El desafío más difícil para aquel que ha dejado de fumar consiste en sostener la determinación y no aceptar excusas tales como “me fumo uno solo” u “hoy me tomo una licencia”, ya que la cesación debe sostenerse día a día. Es que inhalar aunque sea unas pocas pitadas, puede disparar los mecanismos de adicción que el ex – fumador logró dejar en el pasado.
BENEFICIOS DE LA CESACIÓN TABÁQUICA
Al dejar de fumar, los beneficios en el organismo se observan inmediatamente, ya que a los 20 minutos, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la temperatura de las extremidades se normalizan. Además, la ropa, el pelo y el aliento ya no estarán contaminados con el olor y con las 7.000 sustancias tóxicas que contiene el cigarrillo.
A las 8 horas de estar libre de tabaco, la respiración es más profunda y mejora la oxigenación pulmonar. A las 12 horas, aumentan los niveles de oxigenación de la sangre y se normalizan los niveles de monóxido de carbono. A las 24 horas, mejora la circulación venosa.
A las 48 horas, se normalizan los sentidos del gusto y del olfato; mientras que a las 72 horas de haber prendido el último cigarrillo, se normaliza la función respiratoria y se depura casi la totalidad de la nicotina del organismo.
Entre las dos semanas y los tres meses de haber dejado de fumar, disminuye el riesgo de sufrir un infarto de miocardio y mejora la función pulmonar.
Luego de un mes de haber abandonado el cigarrillo, aumentan la capacidad física y la energía corporal. A los seis meses, se reducen los catarros, los resfríos y las molestias que puede haber en las vías respiratorias. Y al año disminuyen las probabilidades de padecer accidentes cerebrovasculares e infartos.
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