Defensa al Consumidor de la Ciudad imputó a la firma Genomma Lab por promocionar una crema asegurando que reducía “hasta 5,3 centímetros en 4 semanas con resultados clínicamente comprobados”. Lo hicieron tras corroborar que basaban la afirmación en un estudio realizado a una muestra de 20 personas, según confirmaron voceros del área. A raíz del caso, los especialistas consultados por Clarín explicaron que no existen “soluciones mágicas” e insistieron en que, antes de comprar un producto, es bueno recurrir al médico.
Desde el organismo porteño se instruyó un sumario administrativo y se le pidió al laboratorio que acercara “pruebas científicas”. Desde Genomma Lab presentaron un reporte realizado en el Hospital Posadas “sobre un universo de 20 personas de entre los 24 y los 40 años”. Con estos datos concretaron la acción, basándose en el artículo 9 de la Ley 22.802 de lealtad comercial que establece que “queda prohibida la realización de cualquier clase de publicidad que mediante inexactitudes u ocultamientos pueda inducir a error, engaño o confusión respecto de las características o propiedades de servicios”. A modo de descargo, la firma que ofrece la crema reductora respondió que el organismo denunciante era incompetente. Sin embargo, la imputación sigue su curso y la empresa podría ser multada por hasta 5 millones de pesos.
Según la dermatóloga y secretaria general de la Sociedad Argentina de Dermatología, Cristina Pascutto, “una crema puede mejorar la textura y darle mayor suavidad a la piel y, en algunos casos, dependiendo del vehículo y el activo que tenga, tener efecto sobre el tejido adiposo. Sin embargo, su uso ayuda pero no es suficiente”. La experta remarca que “debe estar acompañado de una buena alimentación y ejercicios» y que»incluso con todas estas medidas hay que ver si el excedente tiene que ver con un tema de circulación, o con otros factores como un aumento de colesterol”, agrega Pascutto y destaca que tampoco se puede hablar “en general” ni dar “plazos”. “Hay que tener en cuenta la edad y el tipo de piel”, dice. Y resalta que, en algunos casos, “se juega con la sensibilidad de las personas prometiendo cosas difíciles de cumplir en su totalidad y a costos relativamente bajos”.
Ana de Pablo, dermatóloga del Hospital Austral, enfatiza que “no hay soluciones mágicas” y que la clave está en tener más información. “Los productos cosméticos pueden ´mejorar´ no ´eliminar´ imperfecciones y esto se aplica a todo: algunas cicatrices se mejoran, no se borran. Lo mismo ocurre con las estrías, la celulitis y las manchas”, explica. Y agrega: “Vienen pacientes con revistas para mostrarme, ilusionados, que salió una crema nueva. Y, desde mi lugar, intento aconsejarlos: ala mujer de 60 que me consulta por un producto antiedad le digo que seguramente va a mejorarle la piel pero que no va a lucir como la chica de la publicidad que ronda los 25 años”.
En tanto, Héctor Polino, de Consumidores Libres, dice que «los obstáculos que tiene el cliente para probar que el producto no cuenta con los efectos positivos que promociona hace que los laboratorios continúen impunes y que, por esto, sigan realizando publicidades engañosas».
Fuente: Clarín
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